Reflexiones filosóficas sobre el anarquismo y las luchas nacionales en un país colonial
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"Cuando un grupo de seres humanos se asienta y se reconoce como parte integral de un lugar (hablamos de un territorio físico: un país) este no podrá nunca aguantar que se le robe y se usurpe el lugar en el que vive. Por otro lado, no podrá soportar que se le esclavice y robe el fruto del trabajo que hace –es decir que se le robe el producto que creo en el lugar o gracias a los recursos del lugar (la tierra) — en dicho país. Es aquí, donde aparece el sentimiento patrio, un sentimiento de pertenecía a un pedazo de tierra, que se demarca por divisiones contractuales o ambientales, o un sentimiento de pertenecía por afinidades sociales en un lugar definido, que vinculan aspectos culturales, como el idioma, las tradiciones y una conducta moral, o una satisfacción individual y hasta ideológica. Todo esto, choca con la teoría anarquista que aspira y pretende cambiar las mentalidades conscientes que rondan sus filas revolucionarias. Los anarquistas quieren la destrucción del Estado y con ello toda idea de nacionalismos que proyectan las fuerzas de poder. Pero, el sentimiento de pertenencia no es un carácter necesario para el sentido de la palabra nacionalismo, sino un principio mayor que se relaciona, en la opinión de un anarquista, erróneamente con el nacionalismo estatista. Todos los hombres y mujeres, sean internacionalistas, por el lado anarquista o socialista estatista, o no, tienen en grados el sentimiento de pertenencia. Cada uno, reconoce que es de un lugar al que pertenecen, sea por nacimiento o por afinidad."
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"Las condiciones de los independentistas como de los anarquistas y socialistas estatistas son las mismas dentro de una colonia. Mientras, el país en el que viven y luchan este bajo el yugo de un país imperialista, remitámonos a Puerto Rico y el dominio colonia que tiene los Estados Unidos sobre él, no podrán para nada seguir adelante la tarea de la revolución social. Primero, porque los países opresores provocan la alienación de los pobladores, tanto económico como culturalmente, haciendo que se oscurezca el sentimiento de pertenencia (la patria natural) que se refleja por medio de la tradiciones, el idioma y las costumbre morales, para así imponer la tergiversada idea de patria política como significado de nación y así impedir que los seres conscientes del país no promueva cambios sociales que los lleve a perder el territorio que usurpan. Segundo, el gobierno opresor, que en Puerto Rico como país colonial, impone el sistema de explotación capitalista, construye una estructura de poder estatal fuerte en el que se le permita obtener el plusvalor mayor del trabajo que los ciudadanos (puertorriqueños) producen en el país. Aún más, en el caso de Puerto Rico, el gobierno de los Estados Unidos creó las condiciones para que las empresas, especialmente estadounidenses, pudieses explotar a los trabajadores y sacar el plusvalor (ganancia) mayor, sin tener que invertir mas del mínimo requerido, y así enriquecerse a costa del trabajo y del esfuerzo de los puertorriqueños."
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¡Un Sacrilegio! (Critica al Nacionalismo desde la perspectiva Libertaria)
¡Un Sacrilegio! (Critica al Nacionalismo desde la perspectiva Libertaria)
“No hay pueblos opresores y oprimidos, solo hay individuos opresores e individuos oprimidos, las causas de la nacionalidad no existen, cuando solo existe un pueblo, el pueblo humano, y cuando solo hay una libertad que defender, la libertad de todos.”
Mijaíl Bakunin
Los puertorriqueños deberíamos replantearnos nuevamente el trasnochado tema de “identidad nacional”. Tenemos que poner en tela de juicio la ideología nacionalista y comenzar a cuestionarnos sin reparo esos sentimientos patrióticos.
La ideología nacionalista se ha mantenido arraigada dentro de los sectores combativos, tradicionalmente identificados como los sectores de “izquierda”, que abogan por la descolonización e independencia nacional de Puerto Rico. El nacionalismo para los que luchan en contra de las injusticias que comete el Estado Colonial y el de los Estados Unidos, sirve como una religión, es un culto que levanta la autoestima de los “puertorriqueños combativos” para poder tener la moral de hacerle frente a los que siempre nos han dicho que los puertorriqueños somos incapaces.
Y esto para muchos puertorriqueños parece algo respetable. Ser nacionalista es sinónimo de luchador sacrificado por "la patria", por nuestra bandera, por nuestro himno y por nuestros futuros dirigentes quienes son los que nos han de gobernar.
Y es aquí en donde quiero atraer su especial atención, porque el tan glorificado nacionalismo pudiera ser un arma de doble filo. El nacionalismo resalta la “nación puertorriqueña” por encima de todo y "la nación puertorriqueña" se sobreentiende como el Estado. Estamos hablando que los nacionalistas con su muy buena fe, ya de antemano están elevando a ese estado independiente que se aspira a formar sobre todos los individuos que aquí habitan.
Y eso de elevar la “nación puertorriqueña” por encima de los individuos que aquí habitan, no tan solo supone que el estado independiente que se aspira a formar quede por encima de nosotros, sino que por consiguiente los componentes de ese estado independiente, es decir, nuestra clase dirigente o política quede también por encima de "nosotros"(los representados, dominados y explotados) tal y como es en el presente.
El nacionalismo y ese amor desenfrenado por la patria legitima y abre paso a que unos hombres tengan el derecho de “gobernarnos por nuestro bien”. Esto provoca que los aspirantes a dirigirnos se recuesten tras de los cantos patrióticos y los conceptos de cultura nacional para así justificar su dominio sobre nosotros.
Y aunque hablar de lucha de clases en estos días se considera algo pasado de moda. Hay que reconocer que aunque este concepto nunca debe sobrevalorarse, tampoco significa que la lucha de clases allá dejado de existir (o que nunca existió). Existe lucha de clases(aunque este discurso no baste para explicar toda la complejidad) porque la sociedad queda dividida en diversas clases sociales que se interrelacionan las unas con las otras y no todas comparten la misma relación con los medios de producción. ¡Sí! existe una clase de explotados y desposeídos, como también una clase que es dueña de los medios de producción y del capital que otros generan.
En Puerto Rico lo que los marxistas llamarían la pequeña burguesía, los que se encuentran obligados a compartir el botín con los norteamericanos, son los que naturalmente se recuestan sobre la ideología nacionalista con su especial toque chovinista para tratar de ocupar el lugar que ellos creen que les pertenece. Pero deberíamos preguntarnos quienes son los enemigos de los desposeidos; el Capitalismo y el Estado extranjero, o el Capitalismo y el Estado en esencia.
Por ello volvemos a citar a Bakunin; “las causas de la nacionalidad no existen, cuando solo existe un pueblo, el pueblo humano, y cuando solo hay una libertad que defender, la libertad de todos.”
Para muchos académicos e intelectuales el nacionalismo representa el orgullo patriótico, la religión que nos mueve a luchar y defender nuestra patria. Obviando que no todos en esta “patria” somos iguales en términos económicos y que bajo cualquier forma en la que se nos trate de gobernar siempre existirá un sector de explotados y desposeídos. Bajo cualquier forma que se nos pretenda gobernar, nuestro fin es uno solo, trabajar para poder sobrevivir, trabajar para que otro se enriquezca con nuestro tiempo y fuerza de trabajo sin ningún tipo de reparo.
Pero no mal interpreten las líneas anteriores, la lucha por la descolonización de Puerto Rico, el lograr desatarnos de las arbitrariedades de los Estados Unidos, entiendo yo que es lo más razonable. Lo que no podemos aceptar es que todavía se intente crear un sentido de homogeneidad basados en una religión tan peligrosa como el nacionalismo.
El nacionalismo crea rencillas entre los pueblos, discrimen, machismo y xenofobia. Bajo los canticos patrióticos se han lanzado millones y millones de hombres a la guerra con la excusa de que defienden a su patria, cuando en realidad lo que están defendiendo es a sus dirigentes y explotadores. Y bajo el nacionalismo la nación que hoy criticamos y que nos mantiene bajo régimen colonial, utiliza ese mismo fervor patriótico para subyugarnos a nosotros como también a otros pueblos.
Entonces me pregunto; luego de vivir más de cien años bajo tutela del gobierno de los Estados Unidos, no hemos aprendido nada. No hemos sido testigos de cómo los puertorriqueños pro-norteamericanos que tanto la izquierda crítica y desprestigia, asume una posición netamente fascista y chovinista. Entonces que realmente criticamos, atacamos la ideología que levanta la moral del pro-norteamericano (ideología que legitima y le otorga derecho al gobierno de los Estados Unidos hacer con los pueblos lo que se les apetezca) y sin saberlo vamos y seguimos su fiel ejemplo.
“Para mí el nacionalismo es el amor a mi patria y a mi pueblo, gobernarnos y mantenernos nosotros mismos sin que ningún otro país nos controle.”
El nacionalismo se confunde con el patriotismo y al final lo que se presentaba como un inofensivo amor a tus raíces se transforma en la ideología que promueve la división de los pueblos en fronteras, por estados, por etnia, por sexo, por orientación sexual, etc.
La A nos lleva a la Z y el humilde patriotismo que entendíamos como un amor desenfrenado a la patria coge y alimenta las ansias de poder de nuestros dirigentes y explotadores.
“Vende Patria”
¡No! yo no vendo ni compro sueños. No podemos hacernos de la vista larga, ni tratar de embaucar a nuestros compañeros. No deberíamos luchar por nuestros gobernantes, ni por nuestros explotadores. Si luchamos, deberíamos hacerlo como iguales, al lado de los trabajadores quienes son lo que hacen todo posible. Pero no solo con los que habitan dentro de este archipiélago, sino al lado de todos los trabajadores del mundo.
Abramos los ojos porque este conjunto de islas no es solo de los llamados "puertorriqueños". Este archipiélago es de todos, no de alguna sola raza o supuesta “nacionalidad”.
A la medida de que los puertorriqueños dejemos sentirnos como tal, no para pretender pertenecer dentro de alguna otra nación, sino para ser seres humanos. Es que comenzaremos a transformarnos verdaderamente como individuos.
A la medida de que la palabra puertorriqueño solo identifique a los individuos que aquí habitan sin distinción de razas, lenguas, género o cultura. Es que comenzaremos a construir un nuevo Puerto Rico para todos.
No dejemos que nuestras características particulares como habitantes de este archipiélago (que son innegables) sean malinterpretadas por grupúsculos con ansias de justificar su dominio sobre nosotros.
El rechazar el nacionalismo para nada implica el que estemos haciendo una apología desde la izquierda al anexionismo. Ya que tal movimiento explícitamente intenta imponernos la “cultura nacional” estadounidense para tratar de justificar el que formemos parte de la Unión Federada mediante el sentido homogéneo que se desprende de la ideología nacionalista y del concepto de identidad nacional. Sabemos que aunque los Estados Unidos este habitado por individuos de todas las regiones del globo, a simple vista podemos reconocer que las aspiraciones de distinguirse como Nación-Cultural no han desaparecido del todo.
Existen diversos argumentos en contra del anexionismo, como el que se fundamenta en nuestra experiencia con las “democracias representativas” en donde quedamos como testigos de nuestra impotencia ante lo que se supone que sea nuestro gobierno local. Que el solo imaginar que estemos bajo las arbitrariedades de dos regímenes (estado local y gobierno central) produce el terror de todos los puertorriqueños con pisca de sentido común.
La cultura humana que aquí se desarrolla no ha necesitado de banderas ni himnos para que podamos reconocer que desarrollamos unas particularidades. Aun los papeles diciendo que somos ciudadanos estadounidense, eso no implica nada, solo supone un titulo jurídico impuesto desde nuestro nacimiento y sin nuestro consentimiento.
Lo que tenemos que tener en cuenta es de las ansias de nuestros dirigentes por aprovecharse de esa cultura humana que aquí se desarrolla y querer pretender imponernos un himno y una bandera, como si el estado y la cultura alguna vez hubiesen sido aliados.
¡Salud y Suerte!
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