El valor de (A)mar

No creo en las naciones,
no creo en los Estados,
propiedad ni jerarquías.
Creo en la libertad
en la solidaridad
y la autonomía.

Ningún mercado excepto el libre
aunque creo en el socialismo
y la independencia.
No es contradicción, sólo necesidad
de la libertad y la igualdad
que no propulsan ni logran
ni los nacionalistas ni marxistas.

Creo que ninguna estrella en bandera negra
es mejor que una en un trapo manchao de sangre.
Hay una revolución que se puede hacer
sin tiros ni tan siquiera armas;
Bakunin le llamó Revolución Social
pero yo sólo le llamo tomar lo que es nuestro-
desangrar al Estado
y los vampiros del capital
es nuestro deber
y abrir el paso a las próximas generaciones.

Odio también las corporaciones
no porque son de "afuera" o monopolicen,
sino porque ninguna construye o produce,
ninguna se sostiene por y para la necesidad
sólo el lucro o la vanagloria.

Yo sé que la política no vende,
pero si eso es lo que yo quisiera
montaría una tienda en el condado.
Prefiero hacerte pensar y despertar la rabia
de saber que todos los días
a muchos los cogen de pendejos.
No hay honor en el emplear,
sólo en cooperar;
nunca verán mejor receta a la pobreza
que armar a los desposeídos
de la artillería del trabajo igualitario.

Te preguntarás quien soy,
pero te diré, ¿qué carajo importa?
¿Acaso arrasa menos
un río sin nombre en una tormenta?
Soy un fantasma negro
hijo del molotov y de la asada
que igual destruye y construye
porque no soy un cliché
ni un líder sindical.
Soy la llama que arrasa al que se cree árbol
y tapa nuestro sol
para que el bosque de arbustos pueda florece.r

Soy prueba del valor de amar
del amor que libera y no amarra,
de un "te amo" que no se traduce a "soy tu amo"
de un amor que no distingue entre familiar y extraño;
soy la furia del río detrás de la represa
sin quien quiera identificar cada gota.

-Eduardo Aladino


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