Desmitificando la Anarquía

El anarquismo no es precisamente una ideología, sino un movimiento que defiende unos criterios éticos y socio-políticos que depende de unos axiomas fundamentales sin los cuales estaríamos hablando de cualquier otra cosa por falta de definiciones clara. Ahora bien, si consideramos la autonomía individual (el auto-control y la responsabilidad que esto conlleva) y la igual-libertad-para-todxs-lxs-humanxs como los axiomas fundamentales del anarquismo nos vamos a encontrar con una seria de diversos, y virtualmente infinitos, proyectos que podrían surgir y desarrollarse. (Existe una confusión/competencia entre cuales debieran ser dichos axiomas, sin embargo esto sería tema suficiente para otro artículo y/o ensayo.) Una sociedad que fundamente sus principios políticos sobre estos axiomas sería una sociedad anarquista. El anarquista es aquél que promueve la desaparación de las relaciones autoritarias entre humanos por relaciones libertarias o anarquistas, o sea, fundamentadas en los axiomas mencionados anteriormente. Dichos axiomas no son infalibles ni resumen la totalidad de las relaciones libertarias, mas bien son una síntesis fiable que nos permite medir si lo que proponemos es compatible con el libertarismo  o no. Aún así, no todo podrá establecerse a priori. Será la práctica la que vaya definiendo el alcance de dichos conceptos, su aceptación, modificación y o rechazo.

¿De dónde surgen los mitos anarquistas?

Al ser tan amplio el horizonte de proyecto realizables en la Anarquía, algunxs individuos y/o grupos han sentido la necesidad de establecer unos patrones que consideran legítimos como guía hacia la libertad, en la mayoría de los casos, como defensa a los ataques de que el anarquismo no tiene un proyecto definido o es meramente una apología del caos y la violencia mezclado con aspiraciones utópicas. Sin embargo, estos patrones o estilos de vida no son la realización total y final de la Anarquía, ni tienen que ser aceptados hegemónicamente por todxs lxs que promueven la igual-libertad-para-todxs-lxs-humanxs.

Algunos de estos mitos serían que...

Todx anarquista es atex

Considerar que es posible o necesario limitar la creencia en una o varias divinidades es un proyecto que ya no debiera generar tanto furor entre anarquistas. Las posturas anti-religiosas tienen sus razones. Aún dentro de la posibilidad de creencias en dios/dioses, liberaciones o salvaciones espirituales lo que ha de cuestionarse es el fundamentalismo, fanatismo, jerarquías autoritarias, etc. Habrá y hay ateos, budistas, cristianos, musulmanes anarquistas. El pensamiento acerca de si existe o no una dimensión espiritual no debe ser impuesto como parte de nuestra organización social libertaria. En todo caso es una opción cultural individual que debe ser respetada siempre que no se utilice para socavar la igual-libertad para todxs.

Todx anarquista es comunista

No todo anarquista es comunista. Es más, si somos consecuentes con los principios fundamentales del libertarismo no podríamos asumir que la organización económica sería exclusivamente comunista, colectivista o de mercado, sino una constante experimentación que se ajustaría a las prácticas de cada individuo, colectivo basado en los recursos que tienen disponibles. Que haya anarquistas que valoren o estimen que es mucho más útil el compartir comunitariamente ciertos bienes y/o servicios no implica que no sea potencialmente posible y útil el intercambio (monetario o de trueque, etc), y viceversa.

Todx anarquista favorece la insurrección (violenta y/o armada)

Definitivamente, NO todxs lxs anarquistas son pacifistas. Pero tampoco todxs lxs anarquistas tienen que creer en una insurrección armada con la que comienza la Revolución. A diferencia de una revolución "política" donde un grupo pretende suplantar a otro en el poder o cambiar la estructura estatal a una más conveniente a sus intereses, la revolución social es una práctica del día a día. Esto no implica que no sea necesario repeler las agresiones autoritarias por la fuerza. Sin embargo, aunque es importante y necesario que la inmensa mayoría de lxs libertarixs estén dispuestos a repeler dichas agresiones, no podemos imponer que todxs lo hagan así. Habrá individuos que por diversas razones no estén dispuestos agredir a otrxs bajo ninguna circunstancia y esto, aunque pudiera ser contraproducente, debiera ser respetado. Tal vez estxs anarquistas puedan colaborar en otras esferas de la resistencia.

Tampoco podemos esperar que todx anarquista no-pacifista esté sediento de provocar una insurrección (a lo Bakunin). Queda claro que el romanticismo del siglo XIX ha recedido y que el enfrentamiento contra un Estado en la actualidad es ampliamente asimétrico. Así que no es sorprendente que muchxs libertarios y otrxs afines al libertarismo no consideren la insurrección como punto de partida obligatorio. Sin embargo, esto no implica que no exista resistencia libertaria en la práxis ni una merma en el ímpetu luchador.

Todx anarquista debe consumir (o dejar de consumir) X, Y y/ó Z


Algunxs  anarquistas, al igual que la mayoría de lxs humanxs, tienen sus preferencias en torno a comidas, ropa, tecnología, etc. Sin embargo, debemos ser cuidadosos a la hora de vincular las razones por las cuáles hemos escogido tal o cual estilo de vida con el anarquismo. El riesgo de hacer parecer que nuestro estilo de vida es el único "verdaderamente" revolucionario o anarquista es el de que nuestro pensar se torne en un nicho donde solo caben unos pocos practicantes.

La Anarquía es el fin de la pobreza y el crimen

Aún cuando esperemos una sociedad más justa en la Anarquía, no podríamos asegurar el fin de la pobreza y la criminalidad entre otros males sociales. Confiamos en una dismininución radical de la criminalidad basado en que no habría razones económicas para robar, matar, extorsionar, etc. Sin embargo, existen razones subjetivas por las cuales diversos individuos estarían dispuestos agredir a otrxs incluyendo, claro está, el deseo de imponerse de forma autoritario.

De forma similar, la pobreza no es solo causada por privilegios o una mala planificación. Ciertos elementos naturales pueden fomentar hambrunas y epidemias en ciertos lugares lo que resultaría inevitablemente en cierta desigualdad. Lo mismo podría ocurrir si algún individuo o colectivo rechazara cierta tecnología o práctica que pudiera redundar en mayor cantidad de bienes y servicio con menos esfuerzo. Si el rechazo es voluntario y permanente no podríamos hablar de pobreza sino de un estilo de vida. Sin embargo, si el rechazo se debió a falta de convicción de la utilidad de dicha tecnología o práctica ó en la ausencia de recursos o de no haber sido considerado prioritario, podríamos estar ante un caso de pobreza relativa que pudiera tomar más o menos tiempo en subsanarse. Así que, en la Anarquía, no debemos esperar un fin de la historia ni un paraíso terrenal.


Finalmente...

Esto no significa que los debates entre atexs y espiritualistas, vegetarianxs y omnívorxs, lxs que apoyan y lxs que rechazan X, Y y/o Z vayan a dejar de existir o suprimirse ni pretendo desalentarlos, sino recordar que en la mayoría de los casos se trata de asuntos tangenciales al anarquismo y cuyo debate a de continuar aún en una sociedad anarquista.

Continuemos la tarea de demoler mitos, aún cuando esto implique cuestionar nuestras convicciones libertarias. Esto fomentará que aquellos que dudan que nuestro afán por defender la libertad pueda ser compatible con el respeto de la más amplia diversidad comprendan que el anarquismo es un movimiento honesto y responsable dirigido a combatir la opresión y la coerción sin imponer una sola identidad cultural ni forma de vivir, siempre que no se invada la igual-libertad de los demás.

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