Formas en que el socialismo es liberador para el individuo

Antes de pasar al bosquejo que he de esbozar, es importante tener unas cosas claras. Primero: el tipo de socialismo por el que abogamos es el socialismo libertario, o anarquismo (en este texto usaré ambos términos de manera intercambiable), que no ha de confundirse con el socialismo marxista y autoritario característico de los bolcheviques. Ninguno de nosotros cree que a la gente se le debe obligar a trabajar en lo que les exija el Estado, no sólo debido al hecho de que no creemos en la coerción sino porque creemos -como ya sabrán- que el Estado es innecesario y dañino. Abogamos por un socialismo que es 100% voluntario.

Cuando se dice que el socialismo es liberador para el individuo nos referimos a su libertad para desarrollar y poner en práctica sus talentos, llevar a cabo actividades que le satisfagan y tener control sobre sus vidas y sus comunidades. Y ¿cómo logra esto el socialismo libertario?

  • Proveyendo las necesidades materiales para todos en una sociedad. Es imposible hablar de mucha libertad o poder individual si se tiene que estar pagando renta, comprando combustible, comida, medicina, etc. y se esta limitado en opciones de empleo. Organizando una sociedad donde nadie tenga que pasar hambre, frío, o temer quedar sin hogar, hacemos posible el ejercicio de la verdadera libertad individual.
  • Incrementando los niveles de interacción social y cooperación. La individualidad es producto de relaciones sociales, y sólo aprendemos a diferenciarnos del resto de las personas que conocemos -formar opiniones propias y negociar nuestras posiciones sociales- a través de la interacción con otra gente. Por lo general, quienes se han criado con poca interacción social carecen de la auto-confianza y destrezas sociales para articular propiamente sus deseos, sin mencionar pensar y actuar de manera independiente. Es por esto que al promover más interacción social y cooperación, el socialismo libertario contribuiría a desarrollar mejor estas destrezas necesarias para el alcance y práctica de la libertad.
  • Involucrando a la gente en las decisiones que afectan sus vidas. La libertad individual carece de significado si el individuo carece de todo poder. Al darle a cada cual el poder de decidir y/o moldear como sus comunidades se organizarán y trabajarán e involucrándolos en las instituciones que salvaguardan su libertad, el socialismo libertario asegura que cada individuo pueda actuar libremente sobre cada aspecto de la sociedad que lx afecte personalmente.
  • Proveyendo educación, instrucción y/o entrenamiento de alta calidad todx aquel/la que lo desee. Al momento que se escribe esto, la educación se encuentra alienada, mal paga y cara. Al tumbar las barreras de costo y disponibilidad junto con las barreras entre los que enseñan y los que aprenden, el socialismo libertario le provee a la gente la habilidad para desarrollar sus conocimientos mientras se responsabilizan por su propio aprendizaje. Al ya no presentar a los estudiantes como meras tuercas pasivas en una máquina llamada el sistema educativo que está diseñada para producir esclavos asalariados, la gente contará con la libertad para enseñar, aprender y formar redes o asociaciones educativas para el beneficio propio y de la sociedad en general. Las repercusiones que tendría esto sobre la libertad individual no es muy difícil de imaginar; más oportunidades, más ideas para desarrollar, etc.
  • Desmantelando todo discrímen institucional por razón de género, etnia, preferencia sexual o cualquier otro componente de identidad personal. La libertad individual en la sociedad se encuentra restringida por las barreras artificiales entre las personas. La idea de libertad heredada por nosotros desde la "ilustración" es una "libertad" para hombres blancos y occidentales que en realidad significa libertad para poseer, colonizar, abusar y explotar de la gente y la naturaleza. Al desmantelar las estructuras sociales que crean y perpetúan esta dominación, el socialismo libertario busca eliminar estas formas de discrímen y a su vez promover la libertad individual.

    En resumen, incluso dentro de una sociedad capitalista, los socialistas libertarios promueven la libertad individual en todos los niveles posibles. Una lectura incluso superficial de nuestra literatura o investigación de nuestras tácticas traerá a la luz términos como acción directa, auto-expresión, auto-liberación, asociación libre y autonomía. A diferencia de otros movimientos políticos, no buscamos que políticos, oficiales de uniones, partidos "revolucionarios" o heroes que nos liberen - el socialismo libertario es sobre tomar la responsabilidad de mejorar la situación propia y hacerlo tú mismx.

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La miseria del populismo

Más de lo mismo

Es sencillo: solo el trabajo produce las riquezas del mundo. O sea, las riquezas que pueda apropiarse cualquier corporación utilizando el marco político-legal vigente es producto del trabajo de otrxs también. O sea, que si el Estado se apodera de una mayor parte de los ingresos de una corporación estaría tomando una mayor parte del producto del trabajo de otrxs para financiar su proyectos  en favor de "todxs": en favor de El Pueblo. Curiosamente lo hará contratando a las mismas u otras corporaciones (Alianzas Público-Privadas o monopolios estatales, tal vez) redistribuyendo las ganancias a quienes les de la gana o creando mounstruos más poderosos que los que pudieran subsistir en un libre mercado. Peor aún, estas empresas no tendrían ningún incentivo para dar mejores servicios y evitar el despilfarro, porque tendrían ingresos recurrentes asegurados con el saqueo Estatal -- a través del Departamento de Hacienda --. El Gobierno (TM) sería el mayor comprador de estas corporaciones o monopolios sacando los chavitos de nuestros bolsillos.

Así cualquiera.

¿Quién nos aseguraría que no terminarán funcionando tan mal cómo la tarjeta de salud o la Autoridad de Energía Eléctrica? ¿El Gobierno (TM) mismo?

Las cabras velando las lechugas. O sea, más de lo mismo.

Las corporaciones detestan el libre intercambio


Las corporaciones suelen mantener sus criterios acerca de cuán viable es continuar produciendo lo que producen basado en sus profits. Estos profits (en la actualidad) suelen ser el resultado de una combinación entre la apropiación directa de gran parte de los beneficios resultantes del intercambio de la producción por considerarse lxs dueñxs del capital (medios de producción, etc.) y/o de poder cobrar a lxs consumidorxs (aunque sea a través de sus distribuidorxs) una mayor tajada por sus productos patentados, con derechos de autor u otras restricciones artificiales.

Contemplemos la posibilidad de aumentar los impuestos a los ricos y a sus corporaciones para beneficio de El Pueblo. Tomemos como ejemplo un sistema de salud estatal y "gratuito". ¿De dónde recibirá las clínicas todo lo que necesita para operar cabalmente? Pues de los contribuyentes. Estos tendrían que costear además los intereses de cualquier préstamo tomado por El Gobierno (TM) para poder cumplir cierta cantidad de promesas de campaña que le permitan reválidar el año entrante.

Ahora bien, consideremos que este sistema de salud se costea con una mayor "aportación" de las corporaciones al fisco. ¿De dónde sacarían las corporaciones estos fondos? De sus ingresos, los cuáles, como se ha dicho anteriormente, son producto de la apropiación del producto del trabajo de otrxs. Pero las corporaciones solo existen para obtener profits. Así que lo que les saque El Gobierno (TM) tiene que ser repuesto con nuevos ingresos o perecerían. No hay problema. Para esto seguramente pedirán que aumenten la cantidad de años que pueden disfutar sus patentes y/o derechos de autor y un mayor patrullaje en contra del plagio y/o la "piratería" (sufragado con los dichosos impuestos). Además, podrían buscar algún otro lugar donde puedan producir más barato pagando salarios de miseria. También buscarán como lograr que El Gobierno (TM) compre sus productos a través del Departamento de Defensa u otra agencia, para así reponer lo gastado en contribuciones. Y ni pensar en pedirles mayores restricciones ya que sacarán sus baterías de abogados para hacer valer su carácter de "personas jurídicas" en nombre de la Sagrada Constitución®.

Nada de esto es nuevo. Estos ya son los esquemas actuales del capitalismo global. Tanto en China como en EEUU, Inglaterra o Venezuela. Las corporaciones aman el monopolio y detestan el libre mercado. Por tanto, no sería prudente esperar que la centralización y estatización de servicios redunde en una mayor participación de cada individuo en los asuntos estatales. Todo lo contrario, podríamos esperar una mayor burocratización del Estado y las corporaciones lo que posibilita una escalera ascendente de gastos adicionales que nuevamente tendrían que pagar lxs creadorxs de todas las riquezas y de cualquier bienestar: lxs trabajadorxs.

Alternativas

Los denominados servicios públicos podrían ser atendido de forma voluntaria, sin necesidad de la intromisión estatal. En el ejemplo de la salud, en vez de que Las Uniones (TM) se confabulen con los planes médicos para asegurarles una clientela, bien podrían costear instituciones médicas estilo buffet donde por sólo X mensualidad los usuarios tendrían acceso a todos (o la gran mayoría de) los servicios sin costo adicional. Pero esto sería algo remediativo también, ya que Las Uniones (TM) prefieren funcionar de forma representativa, tal como lo hace El Gobierno (TM) en vez de favorecer la democracia directa y participativa. Esto suele dejar demasiado poder entre los líderes de Las Uniones (TM) a la hora de compartir la información y tomar decisiones.  Sin embargo, nunca es tarde para que las asociaciones de trabajadorxs se orienten a retomar el control sobre sí mismxs.

Aún más sencillo sería lograr alternativas costo-efectivas si los medios de producción estuvieran en manos de quienes los trabajan, pues lxs trabajadorxs mismxs podrían decidir directamente cuánto de su producción o de los ingresos recibidos intercambiarían para comprar estos servicios y si hacerlo de forma colectiva o individual, etc. Además, la autogestión de hospitales y otros centros de salud facilitaría el flujo de información acerca de qué y cuánto necesitan estos centros para operar. La posibilidad de que existiesen federaciones de empresas obreras asociadas para brindarle a su matrícula la mayor cantidad de beneficios con la menor cantidad de esfuerzo serían muy altas. Esto haría que El Gobierno (TM) careciera de uso demostrando su verdadera razón de ser: ejercer el pillaje a base de la extorsión, la coerción y el fraude.

En estos modelos alternativos los servicios públicos serían pagados por lxs trabajadorxs mismxs, tal como en la versión estatal con (los frutos de) su trabajo. La única y GRAN diferencia sería que podrían decidir directamente qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Estarían seguramente en control no solo de sus empresas sino de coordinar juntos y voluntariamente los beneficios que su esfuerzo individual y compartido pudiera ofrecerles.

A modo de conclusión

Con esto no se niega -- y mucho menos se afirma -- la posibilidad de que los servicios estatales de salud (o de educación, etc.) puedan superar en calidad a los servicios actuales en Puerto Rico. Sin embargo, se demuestra que los servicios estatales NO son una alternativa al capitalismo sino otra versión del mismo; son solo un parcho para aliviar las injusticias que provocan los privilegios corporativos. Queda claro que los servicios estatales NO son una forma costo-efectiva ni participativa para mejorar la salud o la educación para El Pueblo. La tendencia del populismo estatal es la de consolidar el poder de la élite y estabilizarlo a largo plazo simulando un nuevo "Orden" de prosperidad que o depende de nuestra total sumisión o no tiene forma de costearse sino endeudando a las futuras generaciones (retardando el sometimiento solo unas decadas más).

EL Estado del Bienestar (TM) solo busca el bienestar del Estado corporativo en caso de que el Pueblo exija todo lo que se le ha robado, incluyendo su libertad.

No seamos más víctimas del fraude ni de cuentos de camino. Es sencillamente imposible tener servicios gratuitos cuando todo se paga finalmente con trabajo. Lo que SÍ es posible sería trabajar para tener servicios que respondan a nuestras necesidas manteniendo tanto el control sobre nuestros trabajos, como de la coordinación descentralizada, libre y federada de los beneficios resultantes de los mismos.

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¡Que vivan los blacheviques®!

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Los otros días, mientras revisaba mi perro buscando remanentes de la infestación de garrapatas que hasta hace poco lo estaban afectando (hay epidemia, gente, cuiden a sus animales) me puse a revisar las gratas memorias que conservo sobre algunas de mis (dis)putas recientes que he tenido con los autodenominados “defensores de la vanguardia izquierdista revolucionaria™” en Puerto Rico, y mientras aplastaba los otros insectos vampíricos que me molestaban percibí la existencia de un patrón de lo más interesante.

En el lodazal intelectual puertorriqueño, remanente de aquella charca de Zeno Gandía, ya no podemos hablar de dogmatismos cuando se ha transmutado y bastardizado el dogma original a tal nivel que ha adoptado características de pantomima. Y no hablo de pantomima del grado del genial Marcel Marceau sino de pantomima de quinta realizada por un borracho senil o una tropa de jóvenes religiosos, llenos de fe, pero carentes de una onza de talento o del entendimiento teológico más elemental. El término “dogmático” ha recibido el mismo tratamiento que “posmodernista”: se ha convertido en el peyorativo por excelencia para aquellos que desconocen la definición de la palabra y, por ende, ya ha perdido su significado original.

Hagamos un hincapié momentáneo en este vínculo con el jovencito religioso indoctrinado y sus pantomimas regurgitadas, porque eso es precisamente lo que ocurre con esta sub-especie del homo sapiens politicus vacuosus portorricencis, el cual he tomado la libertad de llamarles los blacheviques®. ¿Qué es exactamente un blachevique? Digamos que si Pavlov hubiese extendido sus estudios a ciertos renglones específicos del comportamiento político humano, no hubiese encontrado un mejor grupo que éste. Si bien criticamos, y disfrutamos, de las peripecias y estupideces que aquellos miembros de la “derecha” puertorriqueña crean de forma mágica y magistral, también tenemos que reseñar el comportamiento cuasi-universal que reflejan algunos que se autodenominan de “izquierda”, whatever the fuck that means…

El modus operandi del blachevique es uno virtualmente idéntico a su opuesto ideológico, el pitiblayanqui. Se toma una pieza de (des)información y se prosigue, de la forma menos didáctica y más burda posible, a la repetición ad nauseam de esta pieza “noticiosa” (léase propagandista). La lista es una buena y deliciosa, comenzando con Cubadebate y Granma y siguiendo al Gran Dios Venezolano mismo, al igual que hace el Adorador de los Dioses del Norte. Tanto para el blachevique como para el pitiblayanqui la palabra del Otro es Verdad Absoluta™, incuestionable, libre de toda duda o debate (el debate libertador no incluye la crítica de la Verdad Absoluta™). El blachevique reclama estar pregonando el derecho a la libertad del ser humano, pero su falta de aceptación a la crítica de su credo particular revela un deseo innato no por facilitar transiciones a democracias verdaderas, sino a caer a la más baja lectura del colectivismo y el socialismo: el despotismo camuflado. Si, eso mismo que practican aquellos dioses encarnados que tanto grafitean y citan los blacheviques boricuas por cada esquina que pululan. Queman los altares dedicados a las deidades entronadas por siglos de fe ciega, para reemplazarlos por sus propios. Todo acto perpetrado por estos dioses encarnados es un paso necesario para esa fantasmal revolución global que se va a llevar enredada todo mal social de la noche a la mañana, y cambiará generaciones de mentalidades encontradas u hostiles a tal discurso.

El blachevique sufre de los peores delirios imaginables: delirios de grandeza y delirios de persecución. Las comparaciones con las comunidades paleocristianas es muy revelador: se busca el martirio para adelantar causas. Esto no nos debe de extrañar. Si recordamos los escritos de Slavoj Zizek podemos ver una relación directa entre el vocabulario político y el religioso. Este aspecto, el teleológico-político, está presente tanto en Hegel como en Marx, y se debe a la forma en que está estructurado el mismo lenguaje. El capitalismo ha reemplazado la fe, pero Dios sigue teniendo barba. La representación de Dios que hizo Monty Python , con la cara de Marx, no deja de perder su genialidad.

El blachevique vive con un fetiche marcado por la violencia, y su “debate” está marcado por el asalto y el insulto. El favorito actualmente es el ataque contra el “intelectual”. Obviamente el blachevique no ha aprendido nada de su historia, y no sabe que las purgas que tanto desean, casi a nivel masturbatorio, terminaron decapitando las sociedades en donde se practicaron, llevando a niveles de miseria, muerte y despotismo casi inimaginables. Un régimen que perseguía a toda persona que usaba espejuelos como “intelectual” y los exterminaba, como lo fue el Kmer Rouge, suena espantoso para el resto de nosotros, pero debe de ser Nirvana para el blachevique. La ironía de que sus postulados son producto del intelectualismo del siglo 19 le es totalmente incomprensible.

Pero el mayor peligro del blachevique es que carece de pensamiento crítico y, por ende, de creatividad. El blachevique, por definición, es una criatura formada en la repetición de la Verdad Absoluta™, de la Palabra, de la acción “calle” y de la confrontación directa y ciega. Es una criatura de fe, absolutista, y su mayor contribución hasta la fecha ha sido la desarticulación del movimiento estudiantil y la fracturación de la resistencia política multi-sectorial contra la embestida neo-liberal actual. En otras palabras, lo mismo de siempre. No hay peor enemigo para la izquierda que la misma izquierda, y esto es un dato hartamente conocido.

Si realmente nos interesa entrar de lleno al siglo 21 y abandonar discursos y pensamientos obsoletos, es necesario cambiar por completo el tono del debate y abolir prácticas enajenantes y totalitarias. No hay espacios para tribunales políticos, colectivismos arbitrarios y mártires. La resistencia a nivel mundial se ha desarrollado como una pluralista, inclusiva, y de democracia directa. El futuro no se encuentra en el pasado y la dictadura del proletariado, sino en las voces unidas de una multitud emancipada. El día de los terrores purgantes que tanto ansían los blacheviques nunca llegará, y creo que todos podemos respirar un poco más fácil con esa idea.

¡¡¡Anuncio importante!!!

La 3ra conferencia anual de la Red de Estudios Anarquistas de Norte América North American Anarchist Studies Network) se llevará a cabo el próximo 7 y 8 de enero de 2012 en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe en Viejo San Juan.



Algunos enlaces realcionados:
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La propiedad es un robo: breve reseña de la más reciente antología (en inglés) de Pierre-Joseph Proudhon

"You can’t crush ideas by suppressing them. You can only
crush them by ignoring them. By refusing to
think, refusing to change. And that’s precisely
what our society is doing!"
"Bedap", The Dispossesed (Ursula K. Le Guin)

¡La propiedad es el robo! se ha convertido en un lugar común entre lxs socialista libertarixs y, en muchos casos, la única referencia a los textos de Pierre-Joseph Proudhon que pueden hacer algunxs. Aún más, pareciera que esta frase fuera lo única de importancia entre los textos de este escritor anarquista. Ahora bien, no pretendo crear un ídolo de este personaje (histórico) y mucho menos convertirlo en la piedra angular del libertarismo, mas bien volver a insertar sus textos dentro de la corriente de pensamiento libertaria, ya que gran parte de la planteado por Proudhon mantiene vigencia en nuestras sociedades y culturas (post)modernas.

La nueva antología Property is Theft! editada por Iain Mckay, principal contribuyente de An Anarchist FAQ, es una excelente herramienta para quienes por alguna razón u otra desean conocer las ideas centrales de la obra teórica de Pierre-Joseph Proudhon. Con aproximadamente 800 páginas de biografía, análisis, fragmentos y textos completos esta reciente compilación impresa es un gran esfuerzo para hacer disponible los textos que avivaron y trasladaron el pensamiento y la filosofía (pre)libertaria al ruedo político-ecónomico actual y a las luchas (algunas de ellas violentas) por la justicia social.

Antes que todo,debo mencionar que la introducción escrita por McKay vale la pena de ser leída y traducida como un texto independiente. En pocas páginas resume las proposiciones de Proudhon haciéndolas accesibles a un amplio rango de lectorxs. Cabe reseñar el apartado en que McKay disipa algunos mitos que se han construído en torno a Proudhon para favorecer la figura de Karl Marx. McKay no se acobarda en señalar que "[t]he core of Marx's critique rested on a massive confusion of commodity production (the market) and capitalism" .

Iain McKay nos recuerda que:

"Another area where Marx’s critique has proven to be lacking was his argument in favour of central planning. Given the actual experience of planned economies, it is amusing to read him suggest that “[i]f the division of labour in a modern factory, were taken as a model to be applied to an entire society, the best organised for the production of wealth would be incontestably that which had but one single master distributing the work, according to a regulation arranged beforehand, to the various members of the community.” In reality, such a centralised system would be, and was, swamped by the task of gathering and processing the information required to plan well. Proudhon’s decentralised system would be the best organised simply because it can access and communicate the necessary information to make informed decisions on what, when and how to produce goods."
Suficiente acerca de esta introducción la cual pueden leer en su totalidad accediendo aquí. Ahora quisiera compartir algunos planteamientos que pueden resultar interesantes al lector que está considerando acrecentar sus conocimientos de las proposiciones libertarias ebozadas por Proudhon embarcándose en la lectura de la antología Property is Theft! (o leyendo alguna traducción de sus textos al español).

Los textos de esta antología han sido organizada en orden cronológico comenzado con fragmentos de su obra más conocida, escrita en 1942, ¿Qué es la propiedad? (y la puede conseguir de forma íntegra y traducida al español en nuestra biblioteca). En este texto Proudhon desarrolla el análisis de la propiedad que aún hoy fundamenta (casi) todo la teoría socialista (post)moderna. De el mismo texto se deriva el respeto por la ocupación-y-uso de la tierra como forma legítima de vivir (en igual-libertad) en oposición de la propiedad privada, según es defendida los (neo)lockeanos. También es uno de los primeros textos en reconocer que es el trabajo asalariado la clave del sistema de explotación obrera actual vinculando dicho sistema de explotación al orden propietario vigente y al Estado como la institución que permite y promueve dicho sistema. Más adelante añadirá a su análisis el asunto monetario y crediticio para dar forma a lo que será su propuesta económica libertaria.

La oposición de Proudhon al socialismo estatista es clara en cada un de sus textos. En La organización del crédito y el intercambio señala que "la organización del trabajo debe ser producto de la libertad individual". Sin embargo, en diversas ocasiones sugiere que la organización del crédito se lleve a través de un Banco Nacional (a partir del Estado?). La idea de este banco sería asegurar el credito mutuo de todxs lxs habitantes de Francia de forma tal que no cobrase intereses ya que todxs lxs franceses serían dueños del banco sin necesidad o deseos de cobrarse intereses a si mismxs. La intención del crédito mutuo es permitir la autogestión obrera sin necesidad de participar en la banca capitalista, ya que serían lxs trabajadorxs mismxs quienes se prestarían lo necesario para auto-emplearse. Además esto sería cónsono con la oposición de Proudhon a la centralización forzada, ya que el crédito mutuo no obliga al trabajador a afiliarse a algún gremio o nacionalisación pero tampoco le impide la libre asociación. Algunxs individualistas estadounidenses adoptarían está idea en lo que llamarían Bancos mutuales y donde el interés solo debía reflejar el costo de operar el banco, reduciéndose virtualmente a cero.

Las prácticas cooperativistas y autogestionarias de ciertos trabajadores llevaron a Proudhon a llamar mutualismo al sistema económico que proponía. Este era el nombre con que se conocía en aquella época al cooperativismo y la autogestión.

Su crítica a la democracia (como Estado representativo) se esparce por diversos textos tales como La Solución al problema social, y en su texto A los patriotas donde señala que "el gobierno nada puede hacer ustedes [ lxs ciudadanxs]"... ..."pero ustedes pueden hacerlo todo por ustedes mismos". En Resistencia a la Revolución propone que "la única forma de organizar un gobierno demócratico es aboliendo el gobierno".

En no pocas ocasiones sus propuestas de liberación social son gradualistas, como en el Manifiesto eleccionario de El Pueblo donde favorece que "las minas, los canales y los trenes sean cedidos a organizaciones obreras organizadas democraticamente y operando bajo la supervisión del Estado, bajo condiciones establecidas por el Estado pero bajo la propia responsabilidad de l[x]s trabajadores". Aún así, más adelante recalca que "el socialismo es lo opuesto al gubernamentalismo". Su posición era que "la nueva sociedad debía ser fundada desde el interior de la vieja".


En las Confesiones de un revolucionario resume su ideal de libertad de la siguente manera:

"No más gobierno de [lxs humanxs] por [lxs humanxs] por medio de la acumulación de poder; no más explotación de [lxs humanxs] por [lxs humanxs] por medio de la acumulación de capital."
Y en Idea general para la revolución en el siglo diecinueve propone que:

"En los casos donde la producción requiriese gran división de funciones y una considerable fuerza colectiva es necesario formar una ASOCIACIÓN (las mayúsculas pertenecen al texto original) entre lxs obrerxs de ésta industria, porque sin ésta se mantendrían relacionados como subordinados y superiores, provocando una división entre castas industriales de amos y asalariados, lo cual sería repugnante en una sociedad libre y democrática".
(Estás proposiciones suenan bastante radicales y hasta muy colectivistas para un supuesto "pequeño-burgués".)

No faltan en esta colección fragmentos de El Principio Federativo y La capacidad política de la clase obrera los cuales pueden encontrar de forma íntegra en nuestra biblioteca también.

Evidentemente se han dejado algunos textos y fragmentos fuera de esta antología, principalmente donde queda claro el matiz machista del que nunca pudo librarse Pierre-Joseph Proudhon y que bien le ha sido bien criticado por muchxs anarquistas contemporáneos de éste.

Sin duda alguna, esta antología es una gran herramienta para lxs anarquistas contemporáneos. La única desventaja es que aún está disponible solo en inglés y es poco probable que veamos una publicación similar en español en un futuro cercano. Aún así, Iain McKay se ha esforzado en lograr presentar la amplitud del ideario de Proudhon el cual lo víncula a todo el socialismo libertario y no solo a algún sección del mismo. Celebro esta reciente publicación de AK Press y espero que los que no puedan acceder a la misma (creo que aún no ha sido digitalizada completamente, pueden acceder a algunos textos y fragmentos aquí) al menos disfruten de los que poseemos en nuestra biblioteca.


Nota:

Me tomé la libertad de traducir las citas de Proudhon en favor del lector hispano ya que las mismas son una traducción del francés. Decidí no hacer lo mismo con las citas tomadas de McKay las cuales originalmente fueron escritas en inglés.

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Sobre el anarquismo y la violencia

Por: Aladino y Alexander

    El anarquismo, en general, surge de dos supuestos: todos los seres humanos son iguales y nacen libres, pero se crea divisiones basadas en, o buscando el privilegio. De aquí surgen las nacionalidades, las diferencias de clase, las diferencias raciales y otros tipos de discrimen ficticios. Con esto en mente, los anarquistas en general entonces vemos el origen de la moral en este reconocimiento natural de igualdad y libertad en todos los de nuestra especie y vemos la ley positiva, entiéndase la ley coercitiva del Estado, como injustificable y arbitraria.

    Ya esto sentado, hay que tener en cuenta las formas en que el modus operandi del Estado es violencia. El Estado, por ejemplo, unilateralmente exige a todos bajo su mando que lo apoye económicamente por medio de impuestos, muy astutamente llamadas “contribuciones” en nuestro país, so pena de cárcel. Se nos pide que legitimemos la perpetuación del mando-obediencia por medio del voto y de contratos enforzados por la ley del Estado, bajo cual se puede defender la extorsión, explotación y se viabiliza el mantener corporaciones inmorales sin permitir que a través del boicot se caigan por su peso. Ejemplo concreto pero cercano: en el actual estado de las cosas, no importa cuanto la gente proteste y hasta se interpongan a dicho proyecto, el famoso Paseo Caribe se construyó exactamente donde es un detrimento para el ambiente y la mayoría de los puertorriqueños. Sólo favorece a los empresarios que le sacarán provecho económico. En una sociedad sin Estado, no hubieran siquiera podido poner una piedra fuera de sitio si le molestara a cuanta gente como le molesta los atropeyos contra el ambiente y el pueblo puertorriqueño hoy dia.

    Por otro lado, la mayoría de nosotros en el Colectivo de Acción Libertaria sólo apoyamos la violencia como método de autodefensa.

     Esto por varias razones. Por un lado, el Estado se caracteriza por la coerción y varias formas de violencia; sólo el Estado es culpable de los impuestos, la expropiación, los encarcelamientos hasta por problemas supérfluos, la represión contra manifestantes y el individuo en general a mayor o menor escala, la censura y el discrimen institucionalizado. Sin embargo, el Estado no es más que una abstracción de a lo que se reduce todo: gente. Y, en esa mentalidad, le podemos cambiar el nombre a la violencia desde un punto de vista individual en ves de conceptual y nos encontramos con igual valores de violencia: robo, amenaza, violencia física, verbal y emocional, captura de rehenes, censura de diversas clases y en general odio discriminatorio en favor de la propia etnia, clase social, “nacionalidad” e incluso, para los de nosotros que apoyamos más específicamente la causa ambiental y de los animales, en favor de la propia especie.

    Por otro lado, el anarquismo se diferencia de otras visiones políticas de izquierda en que aunque en general se busca un mundo más justo por encima de simplemente más prospero para algunos pocos, el anarquismo en todas sus vertientes hace un énfasis y particular valorización sobre la libertad individual. Nosotros abogamos por una sociedad donde tú puedas ser tú y yo pueda ser yo sin que a ninguno de los dos lo obliguen a ser como el otro, y tanto el alcance como los límites dentro de una sociedad caerían dentro de estos parámetros. A esto, filosófico-éticamente hablando, se le ha llamado el principio del voluntarismo, y en términos resumidos consiste en lo siguiente: a cada ser humano se le respetará la libertad individual y su integridad física siempre y cuando respete la libertad individual e integridad física de sus semejantes. Parece simple, pero tiene implicaciones fuertes. La violación, el robo, agresión física, censura, intimidación, violencia emocional, la expropiación y el exilio (que no sea voluntario) están expresa y manifiestamente condenados ya desde este principio, y deja inválido moralmente la mera existencia del Estado. También, al no delimitar de manera tan cercana y específica a qué ser humano aplica, se sobre entiende que aplica a todos sin discrimen de gentilicio, etnia, género, sexualidad, etc. De una manera u otra, los anarquistas en general nos subscribimos a este principio, y en base a él nos oponemos a la existencia del Estado y todas sus formas de violencia.

    Sólo falta un tema por tocar en términos de la acción libertaria de los anarquistas y la violencia: de qué manera este principio justifica la violencia en autodefensa. Y es bastante claro. Si no se te respeta la libertad individual y/o integridad física propia o de cualquier grupo, se les contesta hasta lograr obtener o recuperar dicha libertad. ¿El Estado nos miente y esconde información? Aportemos a sacarle la información hasta por los poros y de todas las fuentes posibles. ¿Nos expropiaron la casa? Ocupemos un edificio abandonado, o construyamos en un terreno vacío.

    Hay varias formas de contrarrestar la violencia, grandes y pequeñas, en proporción con nuestras fuerzas y recursos. Lo primero y más importante es generar la mentalidad de reconocer los verdaderos y más fuertes derechos humanos, que radican en la igual-libertad-para-todxs, que es la mayor libertad a la que podemos aspirar. Es perfectamente plausible la revolución social, paso a paso, con la creación de consciencia y el recordarle al individuo del archipiélago su poder inherente político como individuo que tiene derecho a tener donde vivir, que comer y a que dedicarse, sin tener que recurrir a la violencia hacia individuos que son inocentes.

    Libertad e igualdad; es lo que buscamos y creemos, algo que el Estado no nos dará y nos ha negado a lo largo de la historia. El negarnos ambas cosas son actos de violencia, que al nosotros no resignarnos a ella da paso a que nos agredan físicamente, según su ley coercitiva y violenta. Obligar al pueblo a ofrecer su mano de obra con sólo perecer como alternativa a unos pocos para que ellos se enriquezcan es violencia y opresión.

    En Puerto Rico desde los comienzos del siglo XIX se le quito la libertad al obrero puertorriqueño, cuando en contra de la voluntad de los individuos del archipiélago se les impuso el régimen de la libreta, en donde toda persona de escasos recursos se les obligó a trabajar para un propietario de haciendas y hacer todas sus compras en dicha hacienda. Esto hizo que el puertorriqueño, que antes sólo trabajaba fuera de su casa para conseguir dinero para algo que necesitara, se le convirtiera en un proletario a tiempo completo y sin opción de sobrevivir autogestionado como lo hacia hasta finales del siglo XVIII cuando vivía de sus cosechas.

    Por tanto, entendemos que nuestra violencia debería ir por etapas. Primero autogestionar lo necesario, contrario a lo que el gobierno quiere, que es que trabajemos para un patrono que se enriquece a cuenta de uno. Luego usar nuestro ejemplo para ayudar a otros e incitar a más personas a la autogestión y de esta manera seguir violentando lo que el gobierno propone como que es disque mejor.

    La violencia física solo la deberíamos utilizar como forma de defensa personal contra el poder que nos ataque. No creemos en atacar primero como mejor estrategia porque no muchos entenderían la razón del ataque. Debemos ser pacientes y esperar el momento adecuado en el que el pueblo entienda y se una a la insurrección. De no hacerlo con el favor del pueblo, estaríamos exponiéndonos a la crítica, la mala interpretación del por qué se hizo y nos echaríamos al pueblo en contra.

    Es por eso que proponemos primero una violencia educativa, acompañada de ejemplos de puertorriqueños en Puerto Rico—porque el lema del pueblo es “aquí no se puede”—y así demostrar que aquí sí se puede, y que contra toda autoridad seguiremos violentando cualquier imposición que ellos decidan en contra de nuestra libertad.


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¿Por qué un(a) anarquista en Puerto Rico se opondría a la "Vía Verde"?

    El uso de gas natural para producir energía, no es necesariamente algo adverso a la libertad, en sí mismo, como tampoco lo es el del petróleo, etc. Sin embargo, el efecto adverso que tiene sobre el ambiente y otrxs humanxs la forma en que actualmente se consume para producir la electricidad sí es un inconveniente que roza los límites de la igual-libertad-para-todxs-lxs-humanxs. Los efectos adversos que poseen a la salud humana y los daños que provoca a otras especies (animales, vegetales, etc.) amenazan con desequilibrar el medio ambiente, excediendo, a largo plazo, los beneficios económicos que proceden del uso de energía eléctrica (los motores de combustión, etc.). Ciertamente, la dependencia actual a la energía no-renovable, que a su vez es fuente de contaminación, no es producto de la libre elección y asociación de lxs humanxs, sino más de lo mismo. O sea, otro efecto nefasto de la intervención Estatal, esas mafias perversas donde sobran lxs "líderes" y en las que tantxs humanxs depositan su salvación terrenal con la esperanza de alcanzar el "progreso" prometido. El gasoduco, esa supuesta "Vía Verde", es un claro ejemplo de esto.

    Construir un ducto de apróximadamente 90 millas sobre terrenos fértiles, y donde habitan especies en peligro de extinción, para transportar gas natural con el consentimiento de todxs lxs que usan-y-ocupan los terrenos a ser impactados, sería una taréa muy difícil, aunque no necesariamente imposible. Lo verdaderamente difícil sería convencer a quienes consumen la electricidad a invertir parte de su trabajo presente y futuro (que en la actualidad se traduce a millones de dólares) para crear la infraestructura que necesita EcoEléctrica para completar su monopolio sobre la distribución del gas natural, que la Autoridad de Energía Eléctrica ha decidido convertir en el 70% del combustible con que operarían.

    ¿Qué este combustible quema más limpio que el petróleo? Ciertamente. Pero el impacto ecológico de construir el gasoducto (con sus repercusiones adversas para los humanxs), la imposición de los costos de dicha construcción a toda la población de la isla y el desplazamiento involuntario de cientos de pobladores es claramente una violación a la igual-libertad-para-todxs.

    Lo acomodaticio del nombre para dicho proyecto, la supuesta "Vía Verde", debe ser desmentida constantemente ya que de "verde", en el sentide energía eco-amigable y renovable, no tiene nada. También deben ser desmentidas las expresiones de Miguel A. Cordero, director de la AEE, acerca de que la "Vía Verde" es un proyecto para hacer "justicia social". ¿Cómo carajos la imposición de los costos de X proyecto que termina (o, debo decir, continúa) privilegiando a 4 gatxs mal peinadxs, destruyendo amplios sectores de un ecosistema del cuál dependemos y desplazando gente de sus hogares podría considerarse "justicia social"?

    Justicial social es la libre asociación de lxs humanxs para proteger la igual-libertad-para-todxs. Justicia social es la recuperación de los medios de producción y de la tierra por aquellos que los ocupan-y-usan y la disposición de los mismos según mutuo acuerdo entre quienes los usan-y-ocupan y quienes los necesitan. Justicia social es la (re)organización de lxs humanxs para disfrutar completamente del fruto de sus trabajos y distribuirlos libremente según acuerdos voluntarios y de beneficio mutuo. Justicia social será la producción y uso de la energía, tanto renovable como no-renovable, de formas que se disminuyan sus impactos negativos al ecosistema, evitando dañar la salud de lxs humanxs y sin las agresiones anti-sociales utilizadas para imponer la  "Vía Verde".


    El Estado, esa gran mafia donde se mezclan los partidos y las corporaciones, solo da  de lo que posee:

Agresión anti-social,

porque todo (o casi todo) lo que poseen lxs gobernantes y capitalistas es producto del robo de los frutos del trabajo ajeno. Y de la imposición de restricciones sobre algunxs. Y la repartición de privilegios entre otrxs.

    La justicia social no llegará con ningún Estado, sea reformista ni "revolucionario". Tampoco llegará de la caridad de ningún(a) capitalista abochornadx ni de ningún ritual religioso. La justicia social será el producto de las interacciones de lxs humanxs en la Anarquía.

Lo justicia social se construye desde la igual-libertad-para-todxs.


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Expresiones anarquistas dentro de la prensa y la cultura proletaria puertorriqueña de principios del siglo XX (1899-1911)

Por malrosen
[Brevísimo fragmento]
Los anarquistas puertorriqueños se consideraban personas del futuro, como abogaba Luisa Capetillo, y aunque no elaboraron un discurso basado de la propanganda “a través de los hechos”, es decir, por la vía de la violencia revolucionaria, llevaron un ejemplo a través de sus vidas. Capetillo consideraba a sus camaradas anarquistas como “los hombres y mujeres más justos, equitativos, humanos, amigos, leales y seguros compañeros a pesar de las distancias. Valientes y decididos defensores de la fraternidad universal. …” Es de aquí que nace la práctica de los santos laicos. Estos eran los obreros que dedicaban su vida al ideal, abandonando cualquier tipo de vicio que pudiese corromperlos, dedicándose en una forma casi religiosa a la “causa”. Estos dejaban de fumar y de beber pues creían, como afirmaban en su periódico El Eco del Torcedor, que estos vicios “ha[n] robado á la mesa abundancia, obligando al hombre a pedir limosna en la calle” y “ha[n] llenado las casas de corrupción, y de locos, con sus lamentables víctimas.”
Para el resto del texto acceda aquí. O puede conseguirlo en nuestra sección de Semillas en pdf.

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La lucha estudiantil debe continuar

    El movimiento estudiantil en la Universidad de Puerto Rico, en la práctica, es un grupo más o menos heterodoxo cuya meta a través del tiempo suele rondar alrededor de la adquisición de (in)cierta autonomía para la Universidad del Estado. Sin embargo, este denominado movimiento estudiantil suele estar dominado por miembros de los colectivos marxistas-leninistas de la Universidad. Ciertos miembros de dichas colectividades mantienen como fetiche la paralización total de las funciones universitarias basados en los "mandato de asamblea" (en los cuales suele participar una fracción mínima del estudiantado) como único método de lucha para repeler las imposiciones estatales. Pero detrás de su oratoria justiciera se esconde un autoritarismo tan vil como el actual, sino peor, y estrategias entorpecedoras aun para lograr lo que ellxs mismxs proponen.

    No hay razón para detener la lucha en contra de las imposiciones injustas de una Junta de Síndicos cuya mayoría responde directamente al Estado que les eligió. Ciertamente un puñado de idiotas optaron por estrategias que no han sido favorables para retener la credibilidad del movimiento estudiantil ante los medios de comunicación. Y todo desde su eterno viaje masturbatorio hinchado en delirios revolucionarios de marquesina. Por eso es hora de que los anarquistas asuman un rol protagónico en las luchas estudiantiles y sociales en Puerto Rico utilizando estrategias cónsonas con la ética libertaria y que fácilmente puedan adoptar aquellos que aunque no se consideren anarquistas, rechazan el status quo.

    Una huelga/boycot no tiene que ser "general" para surtir el efecto deseado ni tampoco es la única herramienta para repeler las injusticias.  No debemos olvidar que se trata de una lucha asimétrica ("nosotrxs" tenemos menos fuerza -letal- que "ellxs") en una sociedad mediatizada (para bien o para mal).

    Con respecto a la autonomía universitaria, seguirá siendo solo un sueño si no se engloba dentro del contexto de una "autogestión universitaria". No puede haber autonomía si los ingresos de la UPR dependen de los impuestos estatales. La solución radical será ir volcando nuestro esfuerzo en formas alternativas  de educación primaria, secundaria y superior que compitan contra el modelo bancario de educación y que sirvan de base para una fuerza laboral menos dependiente del Estado y sus tentáculos corporativos.


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Soy un socialcomunistagaypopuleteislamoseparatistateo.

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Hoy puedo afirmar sin traba alguna, y a mucha honra, que soy un socialcomunistagaypopuleteislamoseparatistateo.

“¿…qué carajos…?”

Exactamente. Oh, ¿veo que este término necesita aclaración? Bueno, pues vamos entonces a profundizar en el contexto apropiado.

No sé si se han percatado recientemente (pongo todo en duda pues el boricua cuenta con una capacidad casi sobrenatural para enajenarse de lo que ocurra en su entorno inmediato), pero lo que está chic en el momento es la otredad múltiple. Ya no basta con que a uno se le catalogue como parte de un elemento o categoría específica; todo el discurso de odio que caracteriza las esferas políticas, religiosas y sociales de la Magna Colonia se ha vuelto tan complejo que es necesario expandir y enriquecerlo, so pena que caigamos en una irremediable falta de terminologías apropiadas. Para mantenerse al tanto de la complejidad del odio en el país, hay que hacer síntesis de todos los grupos dignos de odiarse y crear una nueva definición, un nuevo paradigma o neologismo apropiado. En estos momentos envidio la capacidad de fusión morfológica con la que cuenta el alemán.

Lo siento por adelantado, pero vamos a tener que volvernos un poco posmodernos para intentar sobrevivir este disparate de país. En la excusa barata de simulación risible que pasa por normalidad en la isla, el ataque ad hominem general contra toda persona que se posicione en contra del poder es automáticamente deshumanizante. Todo aquel que disienta del fundamentalismo intolerante es atacado despiadadamente y acusado de estar en liga con el mismo demonio. En este punto tal vez deba aclarar que cuando hablo de poder, me refiero a la fusión permanente entre el sector bancario, la comunidad religiosa y los sectores partidistas del país. Estamos hablando de una sola entidad, subserviente a los intereses de un capitalismo desenfrenado, al punto más crudo de un neoliberalismo autoritario. No hay diferencia alguna entre el populismo partidista y la intolerancia religiosa. Estos son los sectores que insisten en construir nuestra hiperrealidad, basados en unos valores desquiziados, de personas que pretenden construir sus propios imperios en la Tierra pregonando verborreas espirituales idiotizantes. El desierto de lo Real jamás se había sentido tan frío en el trópico como se siente ahora (y eso que la Vía Verde no la han construído aún, para que reviente y nos caliente con su progreso, mientras nos ahorra una peseta en la mensualidad).

Y si algo nos debe de quedar claro, es que vivimos en tiempos de oscuridad. Estamos viendo un intento por revertir la sociedad puertorriqueña dos siglos hacia el pasado, pero de forma más cruda y abierta. Es un vil intento por establecer una teocracia reaccionaria y autoritaria, pregonada en el miedo y el odio. Ese odio nos ha debilitado como pueblo, y refleja el estado de infantilismo y oscurantismo que se come como un cáncer la mente de nuestra gente. En estos tiempos de incertidumbre y odio, tenemos que recordar que con tanto Otro que se fabrica en nombre de la intolerancia institucional y sistémica no tenemos otra opción que enfrentar a estas fuerzas oscurantistas, con sus dioses detestables y sus ideologías inhumanas.

Por eso soy, orgullosamente, un maldito socialcomunistagaypopuleteislamoseparatistateo. ¿Y tú?

¡Qué rico sabe el suicidio mediático!

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Es un cliché el decir que el ser humano cuenta con una memoria corta, e igualmente es similarmente clichoso el decir que el peor enemigo de uno es uno mismo. Pero si algo he aprendido de los pocos gritones de la retaguardia de izquierda que creen dominar el movimiento huelguista es que son un gran cliché ambulante.

Esto, obviamente, es mi descarga relacionada a la Gloriosa Ofensiva Patriótica Contra las Fuerzas Opresoras del Estado y Capital que se dio hoy, 7 de marzo del 2011, frente a la Escuela de Arquitectura en el Recinto de Río Piedras.

Yo se de la vida como estudiante de arquitectura. Durante mis años de belleza juvenil bachiller pasé cuatro años en la vieja escuela, donde tengo muchos recuerdos de amanecidas, risas, lágrimas, orgasmos y alergias. Y aunque siempre existieron relatos de orgías tras bastidoras, realmente no hay mejor orgasmo colectivo que la violencia. Bueno, tal vez el escribir en 80grados, pero eso es otro tema para otro día.

La vez pasada hablé del orgasmo de la Derecha con su voto de censura. Hoy tenemos el orgasmo de ciertos miembros de la izquierda de nuestro país. Claro, hago la salvedad que no me refiero a una izquierda de vanguardia y combativa, inclusivista e inteligente. No, me refiero a unos dinosaurios atrapados en cuerpos de universitarios, que se han reducido a tácticas intimidantes como la amenaza e incitación a la violencia para llevar a cabo el protagonismo que tanto les hace temblar la patita de placer. Son estos elementos, pocos en número pero ensordecedores en retórica inflamatoria, los que atraen a jóvenes subgraduados y los usan como carnes de cañón, en búsqueda de un mártir para llevar a cabo su gran Revolución Liberadora.

Vamos a tener algo claro en todo esto:

Esta gente no entiende un soberano carajo de lo que está pasando a su alrededor. ¿A qué me refiero? Sencillo:

La batalla por la Universidad de Puerto Rico no se va a librar en trincheras, en marchas con la bandera roja o en enfrentamientos gloriosos contra las fuerzas del capital. La batalla por la Universidad es una MEDIATICA. Son los medios los que determinan la naturaleza de la INFORMACION que se disemina al resto del pueblo. Voy a hacer hincapié en esto nuevamente, porque se que hay mucha gente que no entiende. El proyecto universitario, la supervivencia de la misma Universidad, más allá que cualquier agenda huelguista, será determinada por la opinión pública. Es la opinión pública la que fuerza la acción, aún en gobiernos autoritarios a medias como lo es el desmadre Fortuñista. Es la opinión pública la que hizo demasiado caro políticamente el mantener la policía en el Recinto como se tuvo. Si, el Estado busca cualquier avenida para confrontar. Es nuestra obligación como estudiantes el no proveer esas excusas.

He leído en muchos sitios hoy a varios decir que el Estado no necesita de excusas para intervenir con violencia. Hasta cierto punto es cierto, pero en nuestra era de información instantánea aquellos que saben lo más elemental de gobernación saben que la opinión pública es un recurso de primera necesidad, si no el más importante, y una vez que se abuse de el se paga políticamente luego. El gobierno actual sabe que se encuentra en una posición precaria a nivel de percepción pública, y actos como estos de hoy son una bendición para la administración.

Otros han dicho que este suceso de hoy es exculpable por ser el resultado de tantas emociones encontradas y embotelladas, de tantos abusos e insultos. Admito que soy de las personas que fantasía con prender a estos hijos de puta con un palo, pero reconozco que el hacerlo es una idiotez gigantesca. La violencia no se puede suscribir a argumentos beneficiosos en su momento para luego condenarse cuando se es agredido. Claro que el Estado agrede, es la forma en que mantiene su soberanía. Pero, ¿Y nosotros? ¿Tenemos que repetir este espectáculo, siguiendo las mismas acciones de transgresión?

Si algo he aprendido hoy es que personas inteligentes cuentan con una capacidad pasmosa de apagar su sentido común a favor de su lado más reaccionario, de su prisión ideológica, de su trinchera de retaguardia. El acto de agresión de hoy fue inexcusable, y que ciertos individuos dentro del movimiento estudiantil apoyen este ejemplo de violencia de masas descontroladas es vergonzoso.

Es tiempo de rendir cuentas ya. Es tiempo para que el movimiento estudiantil saque de sus filas a estos elementos que se han adueñado del nombre del colectivo mientras empujan sus propias agendas. Lo que es el verdadero movimiento universitario deplora la violencia, sea de donde sea.

Hay que reconocer que se ha llevado a cabo una gran derrota mediática hoy, de que se perdió el control de ciertos elementos que han sido agitados por aquellos que velan más por sus sueños mojados de revolucionarios de marquesina que por el futuro de la educación pública en este país. De la misma forma en que repudio el servilismo que ha caracterizado a la docencia de “alto intelecto” que lo reduce todo a un ejercicio mental, condeno enérgicamente los actos de violencia del día de hoy. Y esto no es un “hay bendito” de mi parte a la vil criatura de apellido Guadalupe, maldito sea su nombre. Esto es un llamado a la cordura y a la toma del movimiento estudiantil por parte de aquellos que realmente están comprometidos con su Alma Mater, y no con sus puñetas revolucionarias.


POR UN PODER POLÍTICO LIBERTARIO. CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS Y ESTRATÉGICAS EN TORNO DE UN CONCEPTO

(Este articulo sacado del libro Actualidad del Anarquismo se presentan en este blog como una invitación al debate. Por lo tanto, nos interesa muchísimo recibir las impresiones de los lectores del blog Semillas Libertaria. En la medida de los posible pronto los contribuyentes del blog irán esbozando sus opiniones acerca del mismo.)


El anarquismo se encuentra desde hace décadas en una clara fase de estancamiento, que se manifiesta tanto en el plano de la teoría como en el plano de la práctica.

En el plano teórico raras son las innovaciones que se han producido en un pensamiento que se puede calificar, sin duda, como radical pero en el sentido bien particular de que se pega literalmente a sus raíces como si éstas estuviesen embadurnadas con pez, y que encuentra enormes dificultades para desarrollarse y evolucionar a partir de ellas. El anarquismo se ha quedado anclado, en buena medida, sobre unos conceptos y unas propuestas que se forjaron en el transcurso de los siglos XVIII y XIX.

En el plano de la práctica, se puede argumentar que el anarquismo ha penetrado de forma difusa en amplios movimientos sociales informales, implícitamente libertarios, y que por otra parte ha marcado con su sello numerosos cambios sociales. Desgraciadamente, para cada una de las transformaciones de carácter libertario en las que podamos pensar es fácil citar decenas de microevoluciones que van en un sentido explícita o implícitamente totalitario. La sociedad parece desplazarse más bien en dirección a una reducción que hacia un incremento de las libertades y de las autonomías básicas.

Obviamente, este doble estancamiento evidencia un serio problema y parece cuestionar incluso la validez de las propias posturas libertarias. ¿Es posible esbozar algunos elementos para emprender una nueva andadura? Pienso que sí.

En paralelo a consideraciones más fundamentales, que deberían intentar aclarar las condiciones sociales que presiden a la producción de las ideologías y de los movimientos de emancipación social1, entiendo que una posible dinamización del pensamiento y de la acción libertaria pasa necesariamente por una vigorosa operación de exorcismo.

Es absolutamente indispensable exorcizar un conjunto de temas tabúes cuya carga ideológico emocional bloquea cualquier posibilidad de reflexión. Y esta operación de exorcismo es tanto más necesaria cuanto que se trata precisamente de temas constitutivos del núcleo duro2 del pensamiento anarquista.

El concepto poder y, más concretamente, el concepto poder político es uno de los primeros que convendría desacralizar si se quiere desbloquear las condiciones de posibilidades de una renovación de anarquismo. En efecto, se ha vuelto usual recurrir a los posicionamientos sobre la cuestión del poder como uno de los principales criterios que permiten discriminar entre las posturas libertarias y las que no lo son. Coincido plenamente en que la cuestión del poder constituye el principal elemento diferenciador entre los grados de libertarismo que presentan los distintos pensamientos socio-ideológicos, así como de las distintas actitudes sociopolíticas, tanto individuales como colectivas.

Sin embargo, lo que no me parece en absoluto aceptable es considerar que la relación del pensamiento libertario con el concepto de poder sólo se pueda formular en términos de negación, de exclusión, de rechazo, de oposición, o incluso de antinomia. Es cierto que existe una concepción libertaria del poder, es falso que ésta consista en una negación del poder. Mientras esto no sea asumido plenamente por el pensamiento libertario, éste permanecerá incapaz de abordar los análisis y

las prácticas que le permitirían hacer mella sobre la realidad social.

EL CONCEPTO DE PODER

La polisemia del término poder y la amplitud de su espectro semántico constituyen condiciones que favorecen los diálogos de sordos. En los debates se observa frecuentemente cómo los diversos discursos tan sólo alcanzan a yuxtaponerse en lugar de articularse los unos con los otros, porque tratan en realidad de objetos profundamente diferentes, confundidos por el recurso a una misma palabra: el poder. Resulta, por lo tanto, útil acotar el término poder antes de abordar su discusión. Dando por supuesto, claro está, que esto no implica que se pueda desembocar en una definición objetiva y aséptica de la palabra poder, ya que se trata de un término políticamente cargado, analizado desde un lugar político preciso, que no puede aceptar una definición neutra.

En una de sus acepciones, probablemente la más general y diacrónicamente primera, el término poder funciona como equivalente de la expresión capacidad..., es decir, como sinónimo del conjunto de efectos cuyo agente, animado o no, puede ser la causa directa o indirecta. Es interesante observar que el poder se define de entrada en términos relacionales, ya que para que un elemento pueda producir o inhibir un efecto es necesario que se establezca una interacción.

Imagino que nadie, libertario o no, desea discutir este tipo de poder y que nadie considera útil cuestionarlo o incluso destruirlo. Queda claro que no existe ningún ser desprovisto de poder y que el poder es, en este sentido, consustancial con la propia vida.

En una segunda acepción la palabra poder se refiere a un determinado tipo de relación entre agentes sociales, y es habitual caracterizarlo entonces como una capacidad disimétrica, o desigual, que tienen esos agentes de causar efectos sobre el otro polo de la relación establecida. No creo que sea conveniente entrar aquí en niveles más finos de análisis y preguntarse, por ejemplo, si para que sea legítimo hablar de una relación de poder la producción de estos efectos debe ser intencional o no, eficaz o no, deseable o no, etc. (Para un análisis detallado véase mi Poder y Libertad. Barcelona, Ed. Hora. 1983.).

En una tercera acepción el término poder se refiere a las estructuras macrosociales y a los mecanismos macrosociales de regulación social o de control social. Se habla en este sentido de aparatos o de dispositivos de poder, de centros o de estructuras de poder, etcétera.

Mantengo que no tiene sentido abogar por la supresión del poder en cualquiera de los niveles en el que éste se manifiesta, y que esto, que es válido y evidente para el primer nivel (el poder como capacidad) es también valido, aunque menos evidente para los otros niveles mencionados.

En otros términos, el discurso acerca de una sociedad sin poder constituye una aberración, tanto si nos situamos desde el punto de vista del poder como capacidad (¿qué significaría una sociedad que no podría nada?), como si nos situamos en la perspectiva de las relaciones disimétricas (¿qué significarían unas interacciones sociales sin efectos disimétricos?), o, finalmente, si contemplamos el poder desde el punto de vista de los mecanismos y estructuras de regulación macrosociales (¿qué significaría un sistema, y la sociedad es obviamente un sistema, cuyos elementos no se verían constreñidos por el conjunto de las relaciones que definen precisamente el sistema?). Las relacione de poder son consustanciales con el propio hecho social, le son inherentes, lo impregnan, lo constriñen al mismo tiempo que emanan de él. A partir del momento en el que lo social implica necesariamente la existencia de un conjunto de interacciones entre varios elementos, que, de resultas, forman sistema, hay ineluctablemente efectos de poder del sistema sobre sus elementos constitutivos, al igual que hay efectos de poder entre los elementos del sistema.

Hablar de una sociedad sin poder político es hablar de una sociedad sin relaciones sociales, sin regulaciones sociales, sin procesos de decisión social, es decir, es hablar de un impensable porque resulta reiterativamente contradictorio en términos.

Si introduzco aquí el calificativo político para especificar el término poder, es porque lo político, tomado en su acepción más general, remite simplemente a los procesos y a los mecanismos de decisión que permiten que un conjunto social opte entre las distintas alternativas a las cuales se enfrenta y, también, los procesos y los mecanismos que garantizan la aplicación efectiva de las decisiones tomadas. Queda claro que existe, en este sentido, una multiplicidad de modelos de poder político.

Cuando los libertarios se declaran contra el poder, cuando proclaman la necesidad de destruir el poder y cuando proyectan una sociedad sin poder, no pueden sostener una absurdidad o un impensable3. Es probable que cometen simplemente un error de tipo metonímico y que utilizan la palabra poder para referirse en realidad, a un determinado tipo de relaciones de poder, a saber, y muy concretamente, al tipo de poder que encontramos en las relaciones de dominación, en las estructuras de dominación, en los dispositivos de dominación, o en los aparatos de dominación, etc. (tanto si estas relaciones son de tipo coercitivo, manipulador u otro).

Aun así, no habría que englobar en las relaciones de dominación el conjunto de las relaciones que doblegan la libertad4 del individuo o de los grupos. No solamente porque eso volvería a trazar una relación de equivalencia entre las relaciones de dominación y las relaciones de poder (puesto que todo poder político, o societal, es necesariamente constrictivo), sino también porque la libertad y el poder no están en absoluto en una relación de oposición simple. En efecto, es cierto que las relaciones de poder (que son inherentes a lo social, no lo olvidemos) doblegan la libertad del individuo, pero también es cierto que la hacen posible y que la incrementan. Es en este sentido que deberíamos interpretar la preciosa expresión según la cual mi libertad no se detiene donde comienza la de los demás, sino que se enriquece y se amplía con la libertad de éstos.

Es obvio que la libertad del otro me constriñe (no soy libre en todo aquello que puede recortar la suya) pero también es obvio que mi libertad necesita la libertad del otro para poder ser (en un mundo de autómatas mi libertad se encontraría considerablemente mermada). Poder y libertad se encuentran pues en una relación inextricablemente compleja, hecha simultáneamente de antagonismo y de mutua potenciación.

Volviendo al centro del problema, sería más exacto decir que los libertarios están, en realidad, en contra de los sistemas sociales basados en relaciones de dominación (en sentido estricto): ¡abajo el poder! debería desaparecer del léxico libertario en favor de ¡abajo las relaciones de dominación!, quedando por definir entonces las condiciones de posibilidad de una sociedad carente de dominación.

Si los libertarios no están en contra del poder, sino en contra de un determinado tipo de poder, deberían admitir lógicamente que son por lo tanto partidarios de una determinada variedad poder que es conveniente (y exacto) llamar: poder libertario, o más concretamente poder político libertario. Es

decir que son partidarios de un modo de funcionamiento libertario de los aparatos poder, de los dispositivos poder y de las relaciones de poder que conforman toda sociedad.

Aceptar el principio de un poder político libertario puede generar dos tipos de efectos:

El primero es ponernos en las condiciones, y en la obligación, de pensar y analizar las condiciones concretas del ejercicio de un poder político libertario tanto en el seno de una sociedad con Estado como en el seno de una sociedad sin Estado.

La solución de facilidad consiste, obviamente, en declarar que es necesario destruir el poder, lo cual evita la difícil tarea de tener que delimitar cuáles son las condiciones de funcionamiento de un poder libertario y cuáles son los métodos de resolución de los conflictos en una sociedad no autoritaria5, así mismo la focalización sobre el Estado y la exigencia de su desaparición permite eludir el hecho de que incluso sin Estado las relaciones y los dispositivos de poder siguen presentes en la sociedad. Claro que si estamos convencidos de que con la desaparición del Estado también desaparece el poder, ¿para qué preocuparnos entonces de este último?6.

El segundo tipo de efecto podría consistir en volver, finalmente, posible, la comunicación entre los libertarios y su entorno social. En efecto, si la gente no comprende el discurso libertario, si se muestra insensible a sus argumentos, si no comparte sus inquietudes, no es, ciertamente, culpa de la gente, es culpa de los libertarios. El sentido común popular tiene razón cuando sigue mostrándose impermeable a las argumentaciones libertarias contra el poder. ¿Seguiría haciendo oídos sordos ante propuestas que no hablarían de suprimir el poder, sino simplemente de transformarlo?

Soy consciente de que este tipo de planteamiento puede evocar un reformismo libertario, y mucho me temo que esta impresión crecerá aun más cuando sugiera ahora que para establecer una comunicación entre los libertarios y la sociedad no basta con proponer un cambio en las relaciones de poder, sino que es necesario, además, volver creíbles las posibilidades de cambio y programar, aunque sólo sea de manera difusa, su realización efectiva. La primera condición para que un cambio sea creíble es que sea efectivamente posible y esto traza los límites de un programa libertario eficaz.

PARA UNA ESTRATEGIA LIBERTARIA MINIMAX

Por poco que el rumbo de la sociedad sea modificable8, aunque sólo sea parcialmente, está claro que una influencia libertaria sólo puede impulsar cambios efectivos en dirección a una libertarización del poder político si una parte considerable de la población es favorable a esos cambios y actúa en ese sentido.

Una estrategia libertaria de tipo reformista supone necesariamente la existencia de un movimiento de masas que se puede calificar de considerable, en la medida en que debería agrupar millones de personas en un país como Francia y decenas de millones en un país como los Estados Unidos. ¿Es esto imposible? Completamente imposible, si estamos pensando en millones de militantes libertarios, pero perfectamente posible si nos referimos a una corriente de opinión que se manifieste de manera más o menos episódica y de manera más o menos coherente, digamos incluso con un perfil bajo de coherencia libertaria. Aun así, sería necesario que los libertarios contribuyesen a posibilitar esta amplia base libertaria popular abandonando su habitual estrategia maximalista expresada en términos de todo o nada.

Una extensa corriente de opinión libertaria, o si se prefiere, una masa crítica libertaria en el seno de la sociedad, no puede constituirse sino es a partir de una serie de propuestas que sean a la vez:

– creíbles para grandes cantidades de gente,

– eficaces, en el sentido de que los cambios propuestos puedan ser efectivamente alcanzados en unos plazos razonables y que sean suficientemente motivadoras.

Estas propuestas deben estar en consonancia con el carácter necesariamente híbrido de estos movimientos populares amplios, no del todo libertarios, no constantemente libertarios. Para eso resulta indispensable revisar una serie de principios tales como la no participación sistemática en cualquier tipo de proceso electoral, o la negativa a disponer de liberados retribuidos siempre que su carácter rotativo sea escrupulosamente respetado, o el rechazo sistemático de alianzas con los sectores no libertarios de los movimientos sociales etc. (sobre todo teniendo en cuenta que estos principios que convendría revisar no son constitutivos del núcleo duro del pensamiento libertario).

Dicho esto, apostar exclusivamente sobre una estrategia reformista sería del todo insostenible, por varias razones.

La primera es que resulta absolutamente simplificador oponer tajantemente reformismo y radicalidad. Al igual que en el caso del concepto complejo poder/libertad, existe en este caso un entrelazamiento inextricable entre las distintas partes de un conjunto (reformismo/radicalismo) que sólo se puede escindir en apariencia, o en un determinado nivel de realidad pero no en otros.

En efecto, reformismo y radicalismo se alimentan el uno al otro, se oponen y, simultáneamente, se complementan. El reformismo puede producir efectos perversos que conlleven consecuencias radicales, al igual que el radicalismo puede propiciar regresiones o reformas.

La segunda razón se basa en el hecho de que la acción radical suele incrementar su eventual eficacia, o incluso adquirirla, en la medida en que existe una esfera de influencia que fertiliza previamente el terreno donde se ejerce.

La tercera razón parte del supuesto que las posturas y las acciones radicales pueden constituir el equivalente social de las interacciones aleatorias y de las fluctuaciones locales que hacen evolucionar espontáneamente determinados sistemas fisicoquímicos hacia nuevo órdenes radicalmente distintos y novedosos (analogía con la creación de orden por el ruido, orden por fluctuaciones, complejidad por el ruido, etc.). Resulta que la sociedad es un sistema abierto suficientemente complejo (en el sentido técnico del término) y que se sitúa suficientemente lejos del equilibrio para que sea estrictamente imposible prever las posibles consecuencias de tal o cual acción radical, ejercida en tal o cual punto del tejido social (véase, en particular, mayo del 68). En este sentido, parece que solamente la acción radical puede ampliar las fluctuaciones sociales locales hasta provocar emergencias incompatibles con el orden social instituido y que lo transformen de manera profunda.

No hay que olvidar, sin embargo, que la acción radical presenta siempre un doble filo, ya que, como la sociedad es un sistema abierto, autoorganizador, resulta que las disfunciones (el ruido) introducidas por la acción radical permiten, paradójicamente, una mayor adaptabilidad del sistema instituido, y una mayor resistencia frente a lo que amenaza con desestabilizarlo.

La cuarta razón se basa en que el radicalismo permite mantener conceptos, propuestas y cuestionamientos que, de otro modo, serían fácilmente digeridos y recuperados por los modelos sociales dominantes gracias al proceso depredigestión que se encargan de llevar a cabo los movimientos reformistas, un poco como ocurre con las vacunas.

La quinta razón se refiere a la experiencia histórica. Ésta parece poner de manifiesto que es gracias a la coexistencia de amplios sectores blandos, ideológicamente inseguros, de una coherencia oscilante etc. con sectores radicales, duros, intransigentes, etc., que se produjeron las situaciones más favorables para propiciar cambios sociales profundos (véase España 1936).

Dicho esto, está claro que la indispensable dialéctica entre radicalismo y reformismo reviste un carácter intensamente problemático.

En efecto, es necesario impedir que el reformismo quiebre las tentativas radicales creando en torno de ellas un colchón amortiguador que cancele sus efectos desestabilizadores. Al igual que es necesario impedir que las tentativas radicales sieguen la hierba bajo los pies de los reformistas imposibilitando su tarea.

Asimismo es necesario impedir que las innovaciones conceptuales de los reformistas terminen por desdibujar el núcleo duro del cual han surgido y el fondo de crítica radical que yace en los grupos doctrinarios, al igual que es necesario impedir que la intransigencia doctrinaria de los sectores radicales bloquee las posibilidades de innovación teórica que aportan los reformistas.

En cualquier caso, parece esencial, y eso es quizás lo más difícil de todo, que radicales y reformistas se acepten mutuamente como elementos a la vez antagónicos y complementarios, y como, irreduciblemente, enemigos y aliados en un proceso en el que ambos se necesitan.

Para concluir, quiero precisar que no he pretendido hacer un planteamiento de corte dialéctico, sino expresar mi profunda convicción de que, mientras no sepamos concebir la complejidad irreducible de las realidades, seremos incapaces de enfrentarlas con éxito.



Por Tomás Ibáñez Gracia de Actualidad del Anarquismo

NOTAS:

1 ¿Por que, y cómo, se produce el pensamiento libertario? Sería interesante

tratar el anarquismo como un objeto social que obedece a ciertas condiciones

de producción (¿cuáles?), que asegura ciertas funciones sociales (¿cuáles?)

y que produce a su vez ciertos efectos sociales e ideológicos (¿cuáles?).

El hecho de que el marxismo haya tratado estas cuestiones de manera

lamentable no retira nada de su interés. En éstas radica quizá la explicación

de por qué el anarquismo se caracteriza por una ausencia de efectos

acumulativos tanto a nivel organizativo como ideológico o social.

2 Me parece urgente definir cuál es el núcleo duro del pensamiento libertario y

cuáles son los elementos negociables, que forman su cinturón protector. La

confusión entre estos dos niveles implica a veces actitudes inútilmente

sectarias.

3 Sin embargo, sería necesario ver si el propio grito contra el poder no

constituye, en el imaginario social, una manera de impugnar, por desplazamiento,

el propio nudo social, es decir, finalmente, de impugnarse a sí

mismo en tanto que ese grito ya forma parte, necesariamente, de lo

instituido.

4 Seguramente sería necesario dedicar un seminario como éste al tema de la

libertad. Uno de los conceptos de mayor dificultad, puesto que plantea el

problema de los sistemas autorreferenciales, cerrados sobre ellos mismos en

forma de bucle.

5 Aprovecho la ocasión para hacer hincapié en la urgencia de abandonar la idea,

profundamente totalitaria, de una sociedad armoniosa, desprovista de

conflictos.

6 Es probable que el funcionamiento libertario de un poder libertario pase por

establecer mecanismos oscilatorios que impidan la cristalización de una

direccionalidad fija en las relaciones de poder, o que impidan los efectos de

autoconsolidación del poder..., pero esto es otra cuestión.

7 No utilizo este término en el sentido técnico que reviste en economía o en la

teoría de los juegos, lo uso de manera puramente analógica.

8 Que lo sea efectivamente es otra cuestión, pero si no es modificable, aunque

sea mínimamente, entonces hay que decir adiós a todas nuestras elucubraciones

militantes...



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