El movimiento estudiantil en la Universidad de Puerto Rico, en la práctica, es un grupo más o menos heterodoxo cuya meta a través del tiempo suele rondar alrededor de la adquisición de (in)cierta autonomía para la Universidad del Estado. Sin embargo, este denominado movimiento estudiantil suele estar dominado por miembros de los colectivos marxistas-leninistas de la Universidad. Ciertos miembros de dichas colectividades mantienen como fetiche la paralización total de las funciones universitarias basados en los "mandato de asamblea" (en los cuales suele participar una fracción mínima del estudiantado) como único método de lucha para repeler las imposiciones estatales. Pero detrás de su oratoria justiciera se esconde un autoritarismo tan vil como el actual, sino peor, y estrategias entorpecedoras aun para lograr lo que ellxs mismxs proponen.
No hay razón para detener la lucha en contra de las imposiciones injustas de una Junta de Síndicos cuya mayoría responde directamente al Estado que les eligió. Ciertamente un puñado de idiotas optaron por estrategias que no han sido favorables para retener la credibilidad del movimiento estudiantil ante los medios de comunicación. Y todo desde su eterno viaje masturbatorio hinchado en delirios revolucionarios de marquesina. Por eso es hora de que los anarquistas asuman un rol protagónico en las luchas estudiantiles y sociales en Puerto Rico utilizando estrategias cónsonas con la ética libertaria y que fácilmente puedan adoptar aquellos que aunque no se consideren anarquistas, rechazan el status quo.
Una huelga/boycot no tiene que ser "general" para surtir el efecto deseado ni tampoco es la única herramienta para repeler las injusticias. No debemos olvidar que se trata de una lucha asimétrica ("nosotrxs" tenemos menos fuerza -letal- que "ellxs") en una sociedad mediatizada (para bien o para mal).
Con respecto a la autonomía universitaria, seguirá siendo solo un sueño si no se engloba dentro del contexto de una "autogestión universitaria". No puede haber autonomía si los ingresos de la UPR dependen de los impuestos estatales. La solución radical será ir volcando nuestro esfuerzo en formas alternativas de educación primaria, secundaria y superior que compitan contra el modelo bancario de educación y que sirvan de base para una fuerza laboral menos dependiente del Estado y sus tentáculos corporativos.
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